martes, 11 de agosto de 2009

Hace como dos años, Daniel, mi psicoanalista, me recomendó esta película. Y yo, que soy muy bien mandada (sobre todo en recomendaciones de películas y libros), salí de la sesión y me fui directa al video-club. Cuando terminé de verla, pensé: «Pues no debo de estar tan mal cuando Daniel considera que yo puedo asimilar esta peli sin grandes estragos —sin más estragos—...». Nota bene: Daniel es un buen psicoanalista que, además, se precia de serlo (bueno. Y psicoanalista, aunque su formación inicial fue psiquiatría).
.....Es la única película que dirigió Charles Laughton, que es uno de esos actores que, con un gesto, te cuentan toda una historia (recuerdo su gesto de dolor de estómago en Testigo de cargo). Se estrenó en 1955 sin ningún éxito. Supongo que porque resulta inclasificable (de hecho, me sorprende que, en el video-club, la tengan en Cine negro...) y, a veces, cuando no sabemos dónde colocar las cosas las rechazamos... Ahora, sin embargo, se ha convertido en una peli «de culto». O sea, la historia repetida, vaya. Pero yo no creo en el canon. En ninguno.

..........La noche del cazador forma parte de mi canon personal porque trata de temas que me interesan de una manera que me gusta:
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1. Las responsabilidades que debemos asumir de niños y que no nos corresponden (por supuesto, estoy haciendo una crítica desde mi posición privilegiada de europea. Las injusticias económicas que hacen que millones de niños asuman responsabilidades laborales de esclavitud lo dejo para otra ocasión).
2. El fanatismo y lo fácil que es trasladarse de uno a otro (aunque sean antagónicos) cuando hay «caldo de cultivo» y una personalidad proclive (el personaje de la heladera, en mi opinión, es prototípico).
3. El mal. Este concepto del que discuto (en el recto sentido de la palabra «discusión») con amigos (sobre todo, en referencia a la obra de Roberto Bolaño... grande, grande, grande) sin llegar a conclusiones (el placer está en la discusión misma, claro, y en la búsqueda de ejemplos que sostengan las argumentaciones: es decir, en leer y releer... y luego cascarlo). Para mí, la pregunta sería: «¿El predicador hace lo que hace solamente por dinero o hay en su naturaleza algo que le impulsa a hacer daño?». Pero la discusión del mal, de su causa, justificación u orientación mejor que lo dejamos para otro día, también...
4. La fotografía acompaña a la narración de manera impecable y hermosa.
5. La irresponsabilidad -o dejación de responsabilidad- de la sociedad en un periodo de crisis. La historia se sitúa en el sur de EE UU en 1930 (es decir, después del año del famoso «crack»). Es habitual que los niños vaguen por la ciudad en busca de comida...

6. La poesía: la imagen de la madre en el lago es, aunque terrible, de una sugerencia y una belleza sobrecogedoras...; la bajada de la barca por el río es, realmente, un cuento. Con todos los elementos de un cuento tradicional, vaya.
7. El miedo. ¿Dónde y por qué surge? ¿A qué tenemos miedo? Recuerdo a una mujer sobreviviente de los campos de concentración. Decía que ella dormía con la puerta abierta porque no tenía miedo: había sobrepasado el horror... Pero el miedo de los niños... ¿dónde se produce la sensación de miedo si no tienen la experiencia?
8. La comprensión y la solidaridad. A pesar de que hay críticas que la tildan de «moralina»... ¡Buf!... Sería también tema de discusión pero, en mi opinión, lo que presenta la película a partir del personaje de Rachel Cooper es un código moral necesario (algo bien diferente a lo que supone la moralina: disolución de la moral a partir de la hipocresía). Cuando la vean, atención al diálogo entre la señora Cooper y la adolescente Ruby... Contar la Biblia, contarla, teniendo en cuenta qué les pueda ayudar, cuál es la historia en la que se van a sentir identificados y que les va a ofrecer consuelo no es, me parece, una forma de dogmatismo sino de compartir aquello en lo que creo... teniéndote en cuenta.

.....Como me está quedando una entrada demasiado larga, abrevio: la grandeza de la película es, para mí, su ambigüedad y su capacidad de evocar, sugerir y... movilizar nuestro pensamiento y nuestros sentimientos. Todo lo dicho anteriormente es lo que me pasa, racionalmente, a mí. Pero para los mecanismos emocionales que mueve no tengo palabras (¡menos mal! ¿Verdad?)
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La noche del cazador, (The Night of the Hunter, 1955, Charles Laughton). Basada en la novela de Davis Grubb La noche del cazador (pincha, pincha)

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